El economista encendió el televisor. Los distintos noticiarios mostraban a estudiantes secundarios y universitarios tomando los establecimientos; a trabajadores exigiendo salarios justos; a pobladores luchando por viviendas dignas. Algo marchaba mal.
Rápidamente volvió a su trabajo: consultó gráficos y estadísticas; calculó variables y determinó constantes; restó pérdidas y sumó ganancias. Obtuvo cifras azules.
Los números no mentían: el país funcionaba bien, la realidad era la equivocada. Suspiró aliviado y siguió con su trabajo en la fundación.
Los números no mentían: el país funcionaba bien, la realidad era la equivocada. Suspiró aliviado y siguió con su trabajo en la fundación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dar tu opinión.
Recuerda: no insultes, no mala onda y en lo posible aporta.
¡Salud y bendiciones desde #Melipilla!